Génesis 22.15-18

Abraham comenzó a andar con Dios muchos años antes de que se le pidiera ofrecer a Isaac en el altar. Su primer paso de fe fue dejar su hogar e ir a la tierra que Dios le prometió. Pero ahora debía sacrificar a su hijo, el hijo de la promesa, a través de quien Dios haría una gran nación y bendeciría al mundo. Ofrecer a Isaac fue el mayor desafío que Abraham enfrentó, pero obedeció.

A veces, el Señor pone a prueba nuestro compromiso. Estos momentos no solo son oportunidades para nosotros, sino también expresiones de su amor, diseñadas para ayudarnos a crecer en fe, obediencia y madurez, aumentando así nuestra dedicación.

La obediencia de Abraham fue moldeada por su comprensión de Dios. Confiaba en que el Señor cumpliría su promesa de darle descendientes a través de Isaac, incluso si eso requería resucitar al muchacho de entre los muertos (He 11.17-19). Por eso, Abraham declaró con confianza a sus siervos: “adoraremos, y volveremos a vosotros” (Gn 22.5, énfasis añadido). Él sabía que Dios era fiel.

Si usted está pasando por una prueba, el Señor quiere demostrarle que Él es fiel a sus promesas y bendecirá su obediencia. La experiencia puede ser dolorosa, pero Él le rodeará con su amor en todo momento.