Juan 1.35-42El discípulo Andrés es conocido por llevar personas al Señor Jesucristo. Después de conocerlo, buscó a su hermano Simón y lo presentó a Cristo (Jn 1.41, 42). Más tarde, cuando la multitud tenía hambre, encontró a un niño con cinco panes y dos peces y lo llevó a Jesús (Jn 6.8, 9). Cuando algunos griegos querían conocer a Cristo, Andrés y Felipe se lo presentaron (Jn 12.20-22). Estas acciones muestran que Andrés comprendía la importancia de presentar al Salvador.

Al preguntar: “Rabí, ¿dónde moras?” (Jn 1.38), Andrés estaba haciendo una petición para pasar tiempo con el Señor y aprender de Él. El ejemplo del discípulo recuerda que la comunión con el Señor no se limita a momentos devocionales. Más bien, debe estimular el deseo de compartir con otros la alegría que hallamos en nuestra relación con Cristo. Así como Andrés no dudó en conectar a otros con el Mesías, nosotros también debemos estar listos para hacerlo cuando surja la oportunidad.

Cuando Andrés respondió al llamado a ser discípulo, el Señor le dijo que sería pescador de hombres, no de peces (Mt 4.18, 19). Como seguidores de Cristo, compartimos ese maravilloso objetivo. Nuestros estilos, personalidades y oportunidades pueden variar, pero todos tenemos la tarea de llevar a otros a Jesucristo.