Éxodo 33.12-23
Vivir por fe puede causar problemas. Veamos a Moisés. Para servir a Dios, tuvo que decidir avanzar por fe a pesar de muchos desafíos intimidantes.
Moisés, criado en el palacio del faraón, conocía bien el orgullo del gobernante y la importancia de la mano de obra hebrea. Por eso entendía la dificultad de liberar a su pueblo. Sin embargo, su verdadera tarea comenzó tras la liberación: pasó más de 40 años guiando al pueblo, intercediendo cuando desobedecían y clamando al Señor por rescate en las dificultades.
La vida de Moisés estuvo marcada por pruebas y sacrificios, pero más importante aún, fue moldeada por una relación estrecha con Dios. Cada dificultad que derribaba su autosuficiencia fortalecía su fe en el Señor. Cuando surgía un nuevo desafío, Moisés recurría primero a Dios en busca de dirección y provisión.
La Biblia nos dice que la adversidad produce una intimidad más profunda con el Señor (1 P 5.10). La vida de Moisés lo demuestra, y lo mismo es válido para nosotros. Las dificultades son inevitables. Podemos intentar evitarlas, pero lo más seguro es que terminaremos frustrados y sin éxito. Un enfoque más sabio es enfrentar cada desafío y avanzar por fe.